Las señales y mensajes que el gobierno de Javier Milei les envió a los gobernadores para adelantarles que ajustará fuertemente las transferencias nacionales a las provincias ya dejaron de ser meramente discursivas y se encarnan en dificultades explícitas para administraciones como la del mandatario de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, uno de los referentes de la oposición.
En el gabinete de Kicillof reconocen que apelan al endeudamiento y a metodologías “creativas” para intentar cubrir gastos previamente contraídos con recursos nacionales que ya no están. Obras públicas paralizadas o inconvenientes en la provisión de ciertos medicamentos son algunas de las consecuencias que la gestión bonaerense ya experimenta, en el marco de una desaparición casi total de las transferencias discrecionales del gobierno nacional a su jurisdicción.
Con el gobierno de Alberto Fernández, la provincia de Buenos Aires había sido la segunda más beneficiada por los giros discrecionales después de La Rioja, también gobernada por el kirchnerismo. la situación cambió con el nuevo gobierno.
El jueves 25 de enero, Kicillof y parte de su gabinete se reunieron con intendentes peronistas del conurbano. Al finalizar el encuentro, el mandatario provincial afirmó que es “sumamente preocupante la interrupción y el abandono de aproximadamente mil obras que el gobierno nacional tenía en ejecución en municipios de la provincia”. El ministro de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense es el exministro nacional Gabriel Katopodis, y desde su cartera reconocieron las dificultades para activar o reanudar proyectos.
Según un informe que remitieron a LA NACION desde la cartera de Katopodis, están paralizadas, entre otras obras, la construcción de tramos de la autopista Presidente Perón; la transformación en autopistas de varios kilómetros de rutas nacionales; trabajos en la cuenca del río Salado; plantas depuradoras de líquidos cloacales en Carmen de Patagones, General Madariaga, San Antonio de Areco, Carlos Casares y Villa Gesell; la construcción de consultorios en el Hospital Santamarina de Tandil y de 91 centros de desarrollo infantil en diversas localidades.
Fuentes de confianza del ministro aclararon que “solo puede que esté funcionando lo que tiene financiamiento internacional de un organismo multilateral de crédito” y que “solo el 17% de las obras tenían ese financiamiento en todo el país”.
“Se está haciendo un escaneo de las obras. Hay que ser creativos y profundizar las que sean con créditos internacionales. La provincia está apretada. Katopodis se reunió con la Uocra [el gremio de los trabajadores de la construcción] y Camarco [la cámara empresaria del sector] y está trabajando obra por obra, es una tarea artesanal”, afirmó un hombre de trato diario con el ministro. “Hay que ampliar el crédito internacional y ser creativos”, reiteró la fuente.
El Ministerio de Salud, que conduce Nicolás Kreplak, es otra de las áreas de la administración bonaerense que sienten el impacto del ajuste. Desde ese ministerio, indicaron a LA NACION que están “en una situación compleja con algunos remedios y tratamientos que sostenía directamente Nación y hoy no lo está haciendo, por ejemplo, prestaciones para personas con discapacidad y pacientes oncológicos”. Aseguraron que, para cubrir faltantes, están comprando “algunas cosas con presupuesto provincial” y que, en otros casos, se encuentran “renegociando convenios”. Agregaron que están “gestionando de manera más ‘finita’ y entendiendo que en la provincia de Buenos Aires hay que sostener el acceso al sistema de salud”.
Ante el escenario adverso que se avecinaba, a fines de diciembre Kicillof logró que la Legislatura lo autorice a tomar deuda por hasta 1800 millones de dólares durante todo 2024.
Fuerte ajuste
Según un trabajo de Marcelo Capello, economista jefe del Ieral, de la Fundación Mediterránea, que publicó LA NACION, la provincia de Buenos Aires recibió en transferencias discrecionales (fondos por fuera de la coparticipación que no son de envío automático) durante enero solo $50 millones, lo que representa un 99,9% menos que en igual mes de 2023 (cuando le giraron $37.510 millones a precios constantes), tiempos del Frente de Todos en el gobierno nacional. La provincia gobernada por Kicillof está solo por detrás de La Rioja en el listado de jurisdicciones que mayores fondos discrecionales recibían en relación con sus ingresos totales. El informe la ubica novena en “exposición al ajuste”, liderando el lote de territorios nacionales en “vulnerabilidad media”.
LA NACION consultó a las carteras nacionales de Economía e Interior, conducidas por Luis Caputo y Guillermo Francos, pero no respondieron a las consultas sobre el porcentaje de recorte de fondos nacionales a la provincia de Buenos Aires.
El ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, afirmó a LA NACION que, “hasta ahora, no hay ninguna comunicación del gobierno nacional con Axel”. Especificó que “todo lo que ha recortado el gobierno nacional a partir de diciembre impacta en un 24% de los recursos totales de la Provincia”. Sostuvo que en su cartera nunca tuvo “partidas discrecionales” y que está llevando adelante la gestión ministerial ante el nuevo escenario de recortes “con recursos propios y endeudamiento”.
Más allá de la poda de recursos, D’Onofrio apuntó que tiene “la instrucción de cumplir con todas las obligaciones y defender los derechos que se pudieron lograr” y aseguró que pudo afrontar “el pago de subsidios, y el despliegue en el territorio con un operativo De Sol a Sol un poco más austero”.
En el caso del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, que conduce Andrés Larroque, negaron ajustes. El ministro dijo a LA NACION que no hay recortes en su área porque el gobierno nacional “no manda nada”.
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