Mientras el Congreso y la sociedad, indirectamente en las calles y en las redes sociales, debatieron con vehemencia sobre qué fondos públicos le corresponden a la universidad, la Escuela Justicialista Néstor Kirchner sueña con dar el estirón y acceder también al nivel terciario. Pero ¿es viable que consiga luz verde con el gobierno nacional en contra?
En la misma semana en que el Poder Ejecutivo volteó por decreto la denominación del centro cultural del mismo nombre y lo reemplazó por Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento, la escuelita que pretende ser universidad revalidó fuertemente su ideario kirchnerista durante la convocatoria realizada por el peronismo bonaerense, que lidera Máximo Kirchner, en Monte Hermoso. Allí sus autoridades presentaron el proyecto académico en medio de una demostración de fuerzas afines a la candidatura de Cristina Kirchner como nueva jefa formal del Partido Justicialista, a partir del próximo 17 de noviembre. Las cartas sobre la mesa.
La ligazón de la EJNK con la expresidenta y exvice es innegable y viene desde su presentación en sociedad, cuando ella fue el plato fuerte, con una de sus típicas alocuciones de bajada de línea, en el Teatro Argentino, de La Plata, el 27 de abril de 2023. Entonces, CFK todavía era el factor dominante de la fuerza que gobernaba el país, en un trípode en el que los otros dos vértices estaban ocupados por el presidente Alberto Fernández y el empoderado ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, con sus planes “platita” para ganar la elección presidencial, en la que fue vencido en las PASO y en la segunda vuelta por el actual presidente Javier Milei.
En cambio, el principal referente del aula kirchnerista, Nicolás Trotta, había dejado su cargo de ministro de Educación en medio del cisma que provocó la anterior derrota electoral del oficialismo de entonces, en 2021, cuando fue reemplazado por Jaime Perczyk, en aquel momento rector de la Universidad Nacional de Hurlingham. Muchos pensaron que aquella era la circunstancia ideal para que Alberto Fernández se liberara del pesado lastre ultra-K que empeoraba su híbrido gobierno, pero no lo hizo. Sus intereses –y, especialmente, su libido– estaban puestos en otro lado.
“Militancia en formación; hagamos escuela”, es un eslogan de la casa de estudios virtual por la que ya han pasado en distintas “instancias formativas” nada menos que 15.645 estudiantes, a los que se les imparte “perspectiva ambiental, de género y multicultural”. En sus considerandos argumenta que “la construcción del conocimiento es inseparable de la militancia y la acción política” y que se pretende dotarla de la “filosofía justicialista”, porque “es nuestra identidad y el instrumento por excelencia para las grandes transformaciones”.
Fundir enseñanza con ideología, reconoce, es una prioridad. De allí el nombre Néstor Kirchner, “porque su coraje y creatividad en tiempos de crisis deben ser la inspiración que permita construir una nueva mayoría con protagonismo popular”, se sincera. Y subraya la idea de unir militancia con el sector de la educación formal, por ejemplo, con la Universidad Nacional de Moreno, y con gobiernos afines a su ideología, como el de México. Sinergia militante, ante todo.
En la misma semana en la que el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció que se tomarán pruebas de idoneidad a 40.000 empleados públicos, la EJNK pone el foco en la formación de funcionarios para los cargos electivos de gobiernos locales y el Poder Legislativo.
He aquí un punto interesante en el que la política rara vez repara. En tanto que para ejercer la medicina, la abogacía, la arquitectura o cualquier otra carrera tradicional hay que estudiar, recibirse y contar con un título habilitante, al máximo manejo de Estados municipales, provinciales y nacional accede cualquiera, en la gran mayoría de los casos sin la más mínima preparación previa. Hasta desde el periodismo hemos naturalizado esa ignorancia al justificar que los integrantes de un nuevo gobierno tardan un tiempo en familiarizarse con el “manejo de la botonera”. La ideología de cualquier color no puede resolver nada si al que le toca administrar no se ha formado previamente para ser idóneo en esa materia.
Financiada por organizaciones sindicales –Víctor Santa María y su poderoso Suterh a la cabeza–, varios PJ distritales y aportes individuales, la EJNK viene realizando cursos y diplomaturas. Confían en que la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) la apruebe técnicamente, al procurar ser de gestión privada sin inversión gubernamental, más allá de que los vientos libertarios soplen en su contra. Nada desvía a los peronistas de su exclusivo foco de atención: recuperar el poder.