Cuando rememoré las intensas discusiones sobre Agua
Potable para La Costa del año 2015 mantenidas con el intendente Juan de
Jesús y el concejal Ricardo Dauvagna recordé la referencia a los “Pozos
Blancos” que había interpretado como una ácida ironía del lúcido concejal.
La concejal Evangelina Cordone me comunicó que la Ordenanza Nº 4855 regulaba
e imponía la construcción de “Pozos Blancos” en las nuevas edificaciones.
Si se analiza con un poco de detenimiento, esta novel
ordenanza (año 2021) impresiona como poseedora de importantes limitaciones:
1)
La recuperación del agua de lluvia
eficientemente a través de los “aljibes” debe ser contemplada por el diseño
urbano vigente, condición que no se cumple.
2)
Debe limitarse la construcción edilicia en
altura que es muy perjudicial por el aumento de la población en la zona y
franca disminución de la superficie absorbente.
3)
Los asfaltos son impermeables, impiden la
absorción del agua de lluvia. Esto implicaría la substitución por materiales
porosos y absorbentes.
4)
Las calles y avenidas deberían NO tener
su pendiente hacia el mar para facilitar su retención.
5)
Reconstitución y preservación de la cadena de
médanos que constituyen la barrera natural de contención marina.
6)
Prohibir estrictamente la comercialización de la
arena de playa; ese desatino no puede justificarse con la excusa de carencia de
fuentes laborales. Si esta actividad persistiera, no quedaría actividad
turística pujante.
7)
Debería desplazarse la línea edilicia unos 200m
hacia el interior para consolidar la recuperación efectiva de la tierra.
8)
La superficie edificada no debe ser superior al
60% (idealmente)
9)
No edificar balnearios con hormigón armado o
materiales, deben ser todos de madera y sobreelevados.
10)
Analizar y estudiar seriamente la posibilidad de
construir “arrecifes artificiales” a unos 3 metros de la superficie marina. De
esa manera se facilitaría nuevamente el depósito de arena en la playa.
11)
El agua de lluvia recolectada sería muy
probablemente insuficiente para satisfacer las necesidades del turismo estival.
Creo que ya es muy tarde. Por lo menos tratemos de no agravar la situación. No
se puede siquiera pensar en depender de la provisión de agua a partir de una
napa de la que su ignora la velocidad de recuperación pluvial